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Juguetes para mascotas a lo largo de la historia: descubriendo los orígenes de los compañeros juguetones
Las mascotas y las personas han estado jugando juntas durante milenios, pero ¿de dónde surgió la idea de los juguetes para mascotas? ¿Cómo entretenían nuestros antepasados a sus amigos animales, mucho antes de que la industria de las mascotas comercializara huesos para masticar, pelotas chirriantes y varitas de plumas? Al explorar la evidencia arqueológica, literaria y artística del juego con mascotas, podemos descubrir el primer juguete para mascotas, apreciar la diversidad de actitudes culturales hacia las mascotas y vislumbrar las raíces profundas de nuestro vínculo con los animales de compañía. En este artículo, profundizaremos en cinco aspectos de la historia de los juguetes para mascotas, desde el antiguo Egipto hasta la Europa medieval y el mundo moderno.
La alegría de las mascotas en el antiguo Egipto
Petlife era una parte central de la antigua cultura egipcia, y gatos, perros, pájaros e incluso monos vivían con familias humanas y eran momificados después de la muerte. Por las pinturas y esculturas de las tumbas, sabemos que los gatos y los perros a menudo se representaban jugando con sus dueños o entre ellos. Sin embargo, no se ha encontrado ningún juguete específico de este período que pueda identificarse como un juguete para mascotas. Lo más cercano que tenemos son pequeñas figurillas hechas de terracota o esteatita, que podrían haber sido entregadas como ofrendas funerarias o adornos domésticos. Estas figurillas a menudo muestran gatos o perros en poses divertidas, como persiguiendo un ratón o sosteniendo una pelota con las patas. Es posible que sirvieran como símbolos de la relación ideal entre humanos y animales, donde el juego y el afecto eran mutuos.
Las herramientas de entrenamiento de la Grecia clásica
En la Grecia clásica, la tenencia de mascotas se centraba más en la utilidad y el deporte que en el compañerismo y la decoración. Los perros se usaban para la caza, la vigilancia y el pastoreo, mientras que las aves se entrenaban para cantar, bailar o pelear. También había mascotas que servían como símbolos de estatus o regalos diplomáticos, como monos de África o leones de Persia. Los juguetes para mascotas, si existieran, se habrían utilizado como herramientas para entrenar o probar las habilidades de los animales. Por ejemplo, a los perros se les podría haber dado una liebre falsa para que la persiguieran, o se les podría haber enseñado a los pájaros a picotear un objeto giratorio. Un posible juguete para mascotas de esta época es el kynosoura, un dispositivo que permitía a un perro correr en círculos mientras perseguía un objeto colgante, similar a un curso de señuelo moderno. Sin embargo, el kynosoura no estaba diseñado para jugar en solitario o como entretenimiento informal, sino como una forma de mejorar el instinto de caza del perro y garantizar su aptitud para la persecución.
El folclore de la Europa medieval
En la Edad Media, las mascotas no eran tan comunes ni queridas como lo son hoy, especialmente en las comunidades rurales, donde los animales eran vistos más como ayudantes que como miembros de la familia. Sin embargo, hubo excepciones, como la cultura cortesana de la nobleza, donde la cetrería, la caza y el tiro con arco eran actividades de moda que involucraban animales. En el folclore de la Europa medieval, también había numerosos cuentos de animales que tenían rasgos parecidos a los humanos e interactuaban con los humanos de manera lúdica o traviesa. Estos animales, como Reynard the Fox, Brer Rabbit o Puss in Boots, a menudo usaban juguetes o juegos para engañar o divertir a sus amigos humanos. Por ejemplo, Reynard the Fox atraería a su enemigo Isengrim the Wolf a una trampa fingiendo hacerse el muerto, usando un palo como un garrote falso. De manera similar, el Gato con Botas persuadía a un gigante para que se convirtiera en un ratón para poder atraparlo con un guante de juguete que tenía una campana adentro. Estas historias reflejan la fascinación de los humanos con la inteligencia y el humor de los animales, así como el deseo de dar sentido a la frontera ambigua entre el comportamiento humano y no humano.
La innovación de la revolución industrial
No fue hasta la Revolución Industrial que los juguetes para mascotas estuvieron ampliamente disponibles y asequibles, gracias a la producción en masa de materiales como el caucho, el plástico y las fibras sintéticas. A finales del siglo XIX, empresas como KONG, JW Pet y Chuckit! comenzó a crear juguetes que satisfacían las necesidades y preferencias específicas de diferentes animales, usando diferentes formas, texturas y sabores. Algunos de los primeros juguetes para mascotas de esta época fueron juguetes para masticar hechos de caucho vulcanizado, que podían soportar las fuertes mandíbulas y dientes de los perros. Otro juguete popular era la pelota de tenis, que podía rebotar, rodar y ser cogida por perros y gatos. La introducción de juguetes eléctricos y que funcionan con baterías también amplió la gama de juegos interactivos, como punteros láser, cazadores de ratones y pájaros que hablan. Además, las tecnologías más nuevas permitieron a los dueños de mascotas monitorear y tratar a sus mascotas de forma remota, utilizando dispositivos inteligentes y aplicaciones que dispensan golosinas, graban videos o reproducen música.
La diversidad de la cultura de los juguetes para mascotas
Hoy en día, los juguetes para mascotas son más que simples juguetes; son símbolos de nuestra relación con los animales, expresiones de nuestra personalidad y gusto, y herramientas para promover la salud, la socialización y el aprendizaje. Desde proyectos de bricolaje hasta juguetes de diseño de alta gama, de tradicionales a innovadores, de locales a globales, la cultura de los juguetes para mascotas refleja la diversidad y la creatividad de la cultura humana en su conjunto. Al comprender la historia de los juguetes para mascotas, podemos apreciar la continuidad y el cambio de nuestras actitudes hacia las mascotas, de utilitarias a sentimentales, de mitológicas a científicas, de individuales a colectivas. También podemos imaginar el futuro de los juguetes para mascotas, a medida que integramos nuevas tecnologías, materiales e ideas en el mundo lúdico de nuestros compañeros peludos, emplumados y escamosos.
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